jueves, 4 de noviembre de 2010

Leolo de Jean-Claude Lauzon (1992)

La historia de Leolo cuenta la historia de un niño, Leo, que necesita salir de la realidad de su familia, formada por un padre obsesionado con defecar para tener salud, un hermano lleno de miedo y unas hermanas con problemas psiquiátricos; y esa salida la conseguirá a través de la escritura y de la invención del personaje Leolo.


A lo largo del relato habrá continuas interferencias entre la realidad y la imaginación del protagonista y el director considera al espectador lo suficiente inteligente para que con la información que se da lo pueda descodificar el film correcta y coherentemente.



La primera secuencia antes de los créditos pertenece a la historia pero no al relato. Lo consideramos un flash back ajeno al relato ya que se sitúa en un tiempo muy anterior al que el relato narra. Sin embargo es una parte más del relato ya que en él se da al espectador pistas sobre lo que va a ver a lo largo de la película y, por tanto, da lugar a que éste se cree expectativas. Debido al tratamiento que se hace de esta secuencia, el espectador entenderá que no se encuentra ante un texto fílmico normal ni continuo.



El relato está plagado de saltos en el tiempo. Estos saltos incluyen lagunas que se resuelven a lo largo de la película o no. En cuanto las lagunas que no se resuelven y son permanentes, tenemos por un lado la repentina desaparición del abuelo y del padre, y por otro lado, tenemos un final abierto que cada espectador puede interpretar de una manera distinta. Bajo nuestra opinión, Leo ha terminado la infancia y por lo tanto, se le ha acabado la imaginación, por lo que, ocurre lo que tenía que ocurrir: se vuelve adulto y acaba en un psiquiátrico, como algunos de los miembros de su familia. Al mismo tiempo que Leo deja de ser un niño, Leolo muere. Otra interpretación posible es que dados los antecedentes psiquiátricos de la familia, el niño acabe catatónico.



Las lagunas que se resuelven en el relato no se suelen resolver de manera rápida, es decir, son lagunas no efímeras. Un ejemplo de esto lo encontramos el objeto de la soga. Primero vemos que el niño está dentro de la bañera con una soga y varias secuencias mas tarde vemos la utilidad que le da.



Debido a la introducción que se hace del film, el espectador rellenará estas lagunas de manera libre pero teniendo la hipótesis de que algo extraño ha ocurrido en ese tiempo que no se muestra. Cuando por medio de un flash back vemos lo que ha pasado en el relato, efectivamente el espectador se da cuenta de que estaba en lo cierto. Por lo tanto, estas son las lagunas concretas y tras haberlas realzado (el espectador sabe que hay una información que no se le está dando) las suprime.



Las lagunas vienen condicionadas por los principios de retraso y redundancia. La redundancia se da a lo largo de todo el film con la frase “como yo sueño, yo no lo estoy”. El retraso se da cuando alarga el momento de dar la información de ciertas acciones. Lo que el espectador ve primero es el efecto y luego la causa. La primera escena antes de los créditos da una información concentrada y preliminar y a lo largo del resto del film la información aparece salpicada en distintos momentos. Con toda esta información solo al final de la película podremos haber hecho una lectura del film.

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