jueves, 30 de diciembre de 2010

21 gramos de Alejandro González Iñárritu

La segunda película de la trilogía dirigida por Alejandro González Iñárritu destaca sobre todo por el montaje tan peculiar que tiene. A pesar de que dicho montaje no se originario suyo, es capaz de mantener en vilo al espectador y despistarle haciéndole querer saber mas sobre la historia que cuenta.


Al igual que en las tres películas que componen la trilogía, Iñárritu se basa en las vida de personas distintas y que aparentemente no tienen nada que ver para luego juntarlas en algún punto clave de su existencia y a partir de ese momento,nada será igual para ninguno de los protagonistas.




Es cierto que son personajes con historias y vivencias personales distintas, pero tienen algo en común:su vida esta marcada por la tragedia. Cabe destacar aquí la gran actuación de los actores que encarnan a los personajes protagonistas: Naomi Watts, Sean Penn y Benicio del Toro.





Dejando a un lado el argumento y las relaciones que se establecen, la manera de contar la historia y los elementos narrativos que intervienen hacen del relato un texto filmo mas sobrecogedor si cabe. Sin duda, la música a cargo de Gustavo Santaolalla caracterizada por acordes sueltos sobre todo de guitarra, hacen aun mas emotivas las escenas y la identificación con el personaje se hace mas patente por parte del espectador.



Personalmente opino que si una historia está puesta en imágenes de una manera en concreto es porque la propia historia lo requiere. Es cierto que haciendo un montaje absolutamente descolocado obliga al espectador a estar constantemente atento a lo que ocurre en la pantalla. Podemos decir incluso que le mantenemos entretenidos ordenando en su cabeza las distintas secuencias e intentando establecer una relación coherente entre ellas, pero ¿no es el propio cine un mero entretenimiento?




El caos que reina en el montaje es el mismo que impera en la vida de los tres personajes principales, y eso es lo que se llama lenguaje cinematográfico. Si la película estuviera contada de manera lineal estaríamos hablando de otra película distinta.




Para mi 21 gramos es la mejor de la trilogía.

miércoles, 22 de diciembre de 2010

Biutiful de Alejandro González Iñárritu (2010)

La última película de Iñárritu fue promocionada como su mejor película. Yo no voy a decir que sea la mejor, pero puede asegurar que no decepciona. En este drama se muestra varias realidades con un tono de critica social.


El director nos retrata la vida de Uxbal, un padre a cargo de sus hijos, esposo de una mujer casada con la mala, hijo desamparado y una especie de médium que ayuda a los muertos a seguir su camino. Se dedica a suministrar todo tipo de imitaciones para vender en el top manta y por otro lado soborna a un policía para que le de margen a su oscuro negocio. Para que todo resulte aun mas dramático, sabe que pronto morirá.

Iñárritu nos muestra varias realidades que a menudo no queremos ver, además lo acompaña de una música bastante estridente y desagradable, casi tanto o mas como las imágenes y las vidas que estamos viendo.

Las luces y las sombras se contraponen para representar cada uno de los momentos y las fases que el protagonista va pasando. Por supuesto, hay cosas que se ven venir pero la magnitud de los actores hacen que eso que te esperabas sea muy emotivo.

Y qué decir de la actuación de Javier Bardem que no se haya dicho ya. Está soberbio en cada una de las escenas.

Tal vez cuenta demasiadas historias que se deja en el tintero algunos aspectos que podrían resultar interesantes aunque el hecho de que no las cuente no significa que no las sugiera. Podemos leer en la película una denuncia a la situación de los inmigrantes y su explotación en nuestro país.

Si por si acaso la horrible realidad que se muestra no nos es suficiente la escena de discoteca con aquellos culo-pechos aporta la guinda de lo dantesco.

Una película real sobre la vida y la muerte servido en plato frío.

jueves, 16 de diciembre de 2010

Second de John Frankenheimer (1966)

Seguro que muchos de nosotros hemos soñado muchas veces con ser otra persona y poder hacer las cosas que siempre hemos querido pero que por alguna razón no hemos podido. Partiendo de esta base John Frankenheimer presentó en 1966 Seconds (en España conocida como Plan diabólico). Un hombre de mediana edad descontento con su actual vida tiene la posibilidad de cambiarla radicalmente. otro cuerpo, otra casa, otro trabajo... eso será lo que la empresa le ofrecerá y llevado por la situacion así lo hará.

El problema de la identidad esta presente durante toda la pelicula y te hace preguntarte ¿las personas cambian? No. Si eres un miserable en una vida, lo serás tambien en la otra. el pricipal problema de nuestro protagonista interpretado por Rock Hudson es la falta de un pasado en su nueva vida. Puede tener momentos de inhibicion y dar la sensacion de adaptacion a esa nueva vida pero todo lo que vivió siendo aquel hombre de media edad no deja de perseguirle.

El film podriamos clasificarlo como un drama psicologico con ciertos puntos de ciencia ficcion/fantasia en el sentido que hay una empresa que juega a ser dios. Podriamos hacer en ella una lectura en contra de los avances tecnologicos. No contento con su segunda oportunidad, pide una tercera... pero a las empresas no les gusta fracasar en sus proyectos. El director se salta el castigo de los juegan a ser dios y el final puede ser poco complaciente para el espectador.

Debido a sus pocas secuencias la pelicula puede resultar lenta y aburrida, aunque la tematica que trata es interesante.

viernes, 10 de diciembre de 2010

El perfume de Tom Tykwer (2006)

En 2006 la novela de Patrick Süskind, El perfume, se llevó a la gran pantalla. Jean Baptiste Grenouille (Ben Whishaw) nace en medio de la peor inmundicia en el Paris del siglo XVIII. Vivo de milagro, es acogido en un orfanato y pronto se dará cuenta de que su sentido del olfato es excepcional. Su encuentro con un bella joven por las calles de París hará que se obsesione con los olores y tenga una única meta en la vida: preservar los olores mas sublimes del mundo. una vez aprendido este arte se vale de muchachas jóvenes y preciosas para conservar sus esencias. Pero el plan no estará completo hasta que no consiga la de Laura Richis (Rachel Hurd-Wood).

Como ocurre en todas las adaptaciones la película deja mucho que desear. Sin embargo, he de decir a favor del cine que si se adaptara literalmente una novela por muy entretenida que esta sea seguramente resultara ser un coñazo en el lenguaje audiovisual ya que ambas obras utilizan recursos y expresiones diferentes para ser efectivas.
Por ello se excluyen y se incluyen en la película elementos y escenas que dramatizan el relato pero que nada tienen que ver con el libro. Aquí es donde en mi opinión se escapa una de las esencias del libro. La película deja abierta la posibilidad de que nuestro olfatista puede tener sentimientos cuando el único sentimiento que se muestra en el libro es el amor por los olores.

Llegado a este punto creo que es arriesgado hacer una adaptacion en donde el kit de la cuestión residen en los olores, algo que el cine aun no puede mostrar y debido a ello se pueden quedar cosas por los aires, sobre todo en lo referido al conflicto interno de Grenouille por su no-olor corporal. Se ha de destacar aquí el uso de la música que con acordes un tanto celestiales pueden evocar en el espectador el paraíso y el bienestar que los pueblerinos sienten cuando huelen el perfume y que las imagenes por si solas no pueden mostrar.

Una de las mejores partes del libro es el aprendizaje de Grenouille con el maestro Baldini. Una gran elección la de Dustin Hoffman para su interpretación pero una pésima elección para su voz de doblaje en español. Además se logra captar el ambiente y la sociedad que detalladamente aparecen en la novela.

Con un trágico final esta película dejará insatisfechos a los lectores y resultará entretenida para los espectadores.






domingo, 5 de diciembre de 2010

El tio Boonmee recuerdad sus vidas pasadas de Apichatpong Weerasethakul (2010)

La última ganadora del festival de Cannes se estrenó en nuestro país y ya cuenta con todo un elenco de modernos como público.

De una manera surrealista cuenta una especie de viaje espiritual de su protagonista a las puertas de la muerte. Esta película tailandesa se basa en una larga duración de los planos pero a pesar de eso es capaz de mantener el ritmo sin que te duermas en tu asiento. La interpretación deja bastante que desear y los pocos diálogos que hay hacen que el film sea más bien un espectáculo meramente visual, sobre todo por los preciosos escenarios naturales que usa y la cuidada fotografía.


Los planos, además de largos, son prácticamente fijos y los movimientos de cámara casi brillan por su ausencia. Curiosamente, estos puntos de vista estáticos hacen que el espectador se sienta dentro de la película, como si estuviera espiando los acontecimientos de la misma sintiéndose de alguna manera cercano a los protagonistas.


Lo bueno de este tipo de películas es que cada espectador tendrá al final una interpretación distinta.


Solo una recomendación: no vayas a verla si no dormiste bien la noche anterior.