sábado, 2 de octubre de 2010

Pijama para dos de Delbert Mann (1961)

Para empezar, algo típico de las películas de Hollywood: un plano situacional contextualiza al film de Delbert Mann en la Avenida Madison de Nueva York, el centro mundial de las agencias publicitarias. La competencia es evidente y nos encontramos con dos personajes: Carol Templeton (Doris Day), una creativa partidaria del trabajo duro y diario y su rival Jerry Webstern (Rock Hudson) un atractivo publicista que consigue clientes a base del juego sucio. Su jefe, interpretado por Tony Randall, es el neurótico director de la agencia de publicidad de Jerry acomplejado por vivir bajo la sombra de su padre fallecido.

La película de 1961 se presenta con diálogos rápidos, ritmo un tanto frenético y un montón de malos entendidos. Es una comedia de enredo al estilo de las screwballs.
Es considerada una de las comedias mas falsas de la historia por varios motivos. La estupenda relación que Hudson y Randall mantienen en la pantalla es pura ficción, y no solamente porque estemos hablando de una película, sino porque detrás de las cámaras se llevaban como el perro y el gato. Y, por otro lado, el atractivo y galante Hudson era homosexual y llevaba una doble vida que influía en su carácter.

Si miramos más profundamente en la película, observamos que se nos muestra una frase que estamos hartos de oír: en el amor y en la guerra todo vale. Y los negocios no quedan exentos de esto, ya que la película muestra el clima de competitividad que hay en las empresas por captar clientes.

Este film fue nominado al Oscar al mejor guion original y se ha de destacar su fotografia un tanto pop por los colores chillones que predominan en todas las escenas.

Tal vez el final sea demasiado precipitado en comparación con el ritmo de la introducción y del nudo.

El trio Day-Hudson-Randall se puede ver en otros films como Confidencias a medianoche, tambien un éxito. La pelicula ha tenido su particular homenaje hace poco años en Abajo el amor protagonizada por Ewan McGregor y Renee Zellweger, donde apreciamos grandes paralelismos con el film de Mann.

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